Por qué Malena

Se trataba de una dama. Bailaba, abrazada, con un caballero que acababa de conocer en aquella fiesta de nivel a la que había sido invitada. Todos eran realmente educados, brindaban con elegancia, se saludaban con decoro, charlaban de usted. Un jóven cantante amenizaba la fiesta con baladas de época acompañado por una banda toda uniformada de blanco. El calor de la pampa era evidente, ya que todos los caballeros habían dejado sus chaquetas en el guardarropa y las señoras habían sacado sus barrocos abanicos agitándolos, algunas, con mas desparpajo que otras.

A nuestra dama aquel derroche la divertía, pero no la llenaba. Llevaba un vestido caro, joyas que recién había comprado... Hacía poco que se movía en el ostentoso mundo del dinero y sus modales aún no eran los de una señorita de clase alta. La porteña había vivido en los barrios más pobres y se había movido entre callejones llenos de ratas. Quizá por eso tenía aquellas hermosas piernas, porque solia brincar entre los roedores para evitar las mordeduras. Su larga melena se movía al son del lento baile. Se aburría. Aquella música le parecía lenta y pesada, pero aquel joven era realmente apuesto.

La sala estaba llena de gente charlando y bailando cuando de pronto se fué la luz. Algunas señoras mayores gritaron al verse sumergidas de pronto en una cerrada oscuridad. El salón de baile quedó entonces iluminado por unos tenues rayos de luz de luna que cruzaban por la cúpula que se abría en el techo del salón dando el efecto de un foco fantasmagórico.

La sala comenzó a ajetrearse cuando la luz no volvía, y sin previo aviso unos bandoleros entraron en el edificio disparando hacia el techo. La muchedumbre salió de la estancia entre pisotones y carreras. Los ladrones se apresuraron a formar un círculo encerrando a la pareja que se había quedado en el centro bailando. Uno de los forajidos sacó un pequeño bandoneón granate con detalles dorados y comenzó a tocar una pequeña pieza que la dama recordaba de su vida pasada y no había querido olvidar. La banda, que no se había marchado, siguió el son del bandido y el cantante arrancó a cantar con una inesperada voz quebrada.

La dama rasgó su vestido para darse movilidad, tomó al joven por la cintura y empezaron a bailar.

Los pistoleros quedaron asombrados por el baile y se sentaron a observar. La sensualidad corria por sus venas y, acariciados por los suaves rayos de luz, respiraban deseo . La melena de la chica ahora si se movía con belleza. Y tan bella era aquella dama, y tan bien bailaba que los forajidos se la llevaron con ellos.

La llamaron Malena.

Y por eso Malena tiene nombre de Tango.

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No me puedo ir de este hermoso bosque sin antes recomendar, como por otra parte viene siendo habitual en mi, una canción. Está canción es quizá el resumen del relato, o quizá de otros miles de relatos. Se la dedico a todas las Malenas, a todas las almas que habitamos este bosque, y a las personas que necesiten en este momento alguna dedicatoria.